miércoles, 24 de julio de 2013

Hombre y león.

Hace poco, en una plática impartida por el fotógrafo Patricio Robles Gil, nos comentaba cuánto puede cambiar la concepción de un hombre si pasa una sola noche al descampado, en una tierra inhóspita donde aún existen criaturas para las que el humano es sólo una presa más.
Un león es un animal impresionante. La primera sensación que ofrece es que se trata de un gatote, sin embargo por su tamaño y complexión pronto se distingue que, en el fondo, nosotros bien podríamos ser su presa. Su mirada es elegante, juguetona y analítica. Ellos, los leones, fueron hace milenios la especie con mayor distribución a lo largo del mundo. Surgieron hace tal vez 3,5 millones de años (hace más que el (Homo sapiens). Ellos son los reyes de la sabana.
Sin embargo, desde que nuestra especie empezó a utilizar métodos más y más intensivos de caza, el cambio climático de finales de la Era Glacial, así como después el respeto humano por estos animales se transformó en un afán por vanagloriarse cazándolos ha mermado su distribución. Ahora sólo puede encontrarse en algunas partes de África y una pequeña zona en India.
Sin embargo, el león es poderoso, es capaz de cazar a grandes herbívoros de la sabana, de la misma forma que el ganado a veces se convierte en una presa fácil. Por la misma razón, se ha vuelto temido y odiado por la gente. Muchas veces este odio lleva a la masacre de éstos. Pero, ¿qué pueden hacer esas personas? ¿Enfrentar al hambre cuando su única posesión es el ganado que los leones pueden devorar?
Un niño encontró una solución. Su nombre es Richard Turere.



Para leer más:
http://www.ted.com/talks/lang/es/richard_turere_a_peace_treaty_with_the_lions.html
http://vidayestilo.terra.com.mx/turismo/patricio-robles-gil-y-poder-magico-de-las-tierras-silvestres,6ab1ecde38d3f310VgnCLD200000bbcceb0aRCRD.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Panthera_leo

martes, 23 de julio de 2013

El papel ecológico del humano ¿Somos virus?


"...Se calcula que las hormigas de la tierra pesan lo mismo que la humanidad. Si desaparecieran, se produciría un fenómeno ligado a la extinción mucho más dramático que el meteorito que acabó con los dinosaurios. En cambio, si se extinguiera la especie humana, en términos ecológicos no pasaría absolutamente nada..."

El latido de Gaia, Mago de Oz.


Hace tiempo me encontraba oyendo esta canción cuando traté de preguntarme qué tanta razón tenía. Mucha gente, incluso si no se encuentra precisamente comprometida con la causa ambiental, converge en la opinión de que el hombre vive separado de la biósfera, y que no tiene papel alguno dentro de la red trófica del planeta. 
Pero, ¿realmente es así?
Es decir, una especie que habita profusamente cinco de los seis continentes existentes, cuya masa total es 287 millones de toneladas y que consume diariamente 14 000 000 000 000 de calorías, ¿no tiene un papel en el ecosistema? ¿Seguros?
Ah, bueno, dirán algunos, es que el hombre es un parásito, un virus, inclusive, que sólo depreda a su alrededor sin dejar nada a cambio. 
Bueno, el que piense yo si es cierto o no ese punto, no podemos decir de pronto que todos los parásitos (¡se calcula que la mitad de las especies conocidas son parásitos!) no tienen un papel en el ecosistema. Todo lo contrario, tienen una función muy especial en la Tierra al mantener a raya las poblaciones de otras especies, simplemente como humanos, siguiendo un código moral preestablecido, esa función "destructiva" nos parece negativa. 
¡Y no es la única función existente para los humanos! ¿Se han preguntado cómo sobreviven los perros, gatos, vacas, pollos, etc.?¿Alguna vez han visto crecer y expandirse tan ampliamente a una planta como las cultivadas? Todas esas especies domésticas han prosperado tan largamente gracias a los cuidados del humano, diversificándose y especializándose de una forma tan apegada al ser humano que a veces incluso no podrían sobrevivir sin el hombre (por ejemplo, los perros raza chihuahua). En otras ocasiones, estas especies se han dispersado y vuelto ferales, (o sea, salvajes) conquistando territorios más allá de lo que cualquier antepasado habría llegado sin ayuda humana.
Finalmente, debemos aceptar la función predadora del hombre. No sólo hemos cazado (y varios primates cercanos a nosotros) para compensar nuestras necesidades proteínicas. También por diversión (con consecuencias tanto positivas como negativas para las presas).
Otra forma en la que el humano interfiere en la naturaleza es, para vergüenza la mayoría de las veces, el papel como agente de extinción de muchas especies debido a que simplemente se cruzaron en nuestro camino en la búsqueda de recursos, nos sirvan o no. Un ejemplo, el oso panda, quien fue casi eliminado cuando los bosques de bambú fueron talados.
Pero no todo es "negativo" podemos decir sin temor a equivocarnos ( y por fortuna es cada vez más frecuente) que el hombre mismo actúe en beneficio de alguna especie, bien con propósitos egoístas pero también por simple aprecio a la vida. ¿Cuántas especies han sido protegidas y acogidas por el hombre? Algunas especies de pequeña distribución o poblaciones exiguas fueron puestas al borde de la extinción debido al hombre, sin embargo el hombre mismo se ha encargado de ayudarlas a recuperar en lo posible, el número original de individuos. 
Por último, existen especies con las que convivimos diariamente, bacterias que viven en nuestro aparato digestivo y nos ayudan a asimilar nuestros alimentos, animales, como las mascotas, que viven junto a nosotros recibiendo alimento y dando a cambio ayuda en forma de trabajo específico o su simple compañía. 
No es que no seamos "parásitos". También somos comensales, amensalistas, presas, hospederos, depredadores, e incluso, simbiontes. 
No podemos restringir nuestra huella en el ambiente. Nuestro nicho ecológico (nuestro lugar en las interacciones entre las especies) es más amplio y variado de lo que podemos imaginar. No podemos negarlo. Es mejor aceptarlo, comprenderlo, y tratar de actuar para que éste se encuentre en equilibrio con el resto de la red trófica a la que pertenecemos para que nuestra especie pueda seguir subsistiendo el mayor tiempo posible.

Para leer más:

jueves, 12 de abril de 2012

¿Cuánto valen las especies?


Publicado por primera vez en Comité Ambiental Escolar (www.comiteambientalescolar.blogspot.mx)
Hace unos días, durante una clase de cordados, salió a colación el tema del conservacionismo.
Existen especies que por su fragilidad han sido sujetas a cuidados especiales por parte de los gobiernos.
Obviamente, es imposible crear programas para proteger a todas y cada una de las especies del planeta, tanto más que una gran parte no se conoce todavía, y su importancia es en muchos casos desconocida. Así que deben buscarse otras alternativas para preservar el estado de los ecosistemas.
Es vital tener un criterio para dar valor a cada especie.
En primer lugar, existe el "romántico" (y para mi, más que suficiente) criterio del valor intrínseco de cada especie, por el cual cada especie tiene valor per se, ya que es un resultado único e irrepetible de la evolución.


Tomando en cuenta el criterio anterior, se puede justificar ampliamente la protección de alguna especie debido a que pertenezca a un linaje evolutivo cuya diversidad se cioncentre en una o unas cuantas especies. Un ejemplo de esto, sería la tuátara (Sphenodon), único género sobreviviente de un orden que se separó del resto de los reptiles hace 200 millones de años. Otro, que a pesar de poseer aún miles de especies está entre los vertebrados más amenazados por la extinción (una de cada tres especies) son la clase de los anfibios. Su linaje se remonta al Devónico y se separaron del resto de los tetrápodos en el Jurásico. Esta clase de organismos son un reservorio genético muy distinto a los taxa más diversificados en la era actual.
Existen, sin embargo, especies cuyas exigencias ecológicas incluyen grándea áreas, con lo cual su sola protección significa una clara protección del ecosistema al que pertenece. Estas son las llamadas especies "sombrilla". Un ejemplo de tales especies es el jaguar (Panthera onca), cuyo amplio territorio obliga a proteger cientas de hectáreas de selva.
Otras especies, por ejemplo, aunque incluso no sean tomadas tan en cuenta realizan un papel mucho más importante, debido a la gran cantidad de especies que dependen de ellas o con las que interactúa, la desaparición de éstas sería una catátrofe para el ecosistema en que se encuentra, e incluso para el planeta entero. ¿Se han puesto a pensar en que pasaría si desaparecieran, por ejemplo, los encinos (Quercus)? ¡Sería el fin de cientas (si no es que miles) de especies!
Por desgracia, el valor que normalmente se le da a cada especie no depende de sí misma, de su linaje evolutivo, de su función en el ambiente , ni siquiera aún de su utilidad al hombre, sino del valor monetario que proviene de su supervivencia o explotación.

En este mundo que se basa en dinero, es en muchas ocaciones nuestro deber como profesionales del área de ciencias biológicas, determinar el valor de una especie o un ecosistema en relación a beneficios económicos que son más inmediatos y perceptibles (en la visión de quienes no se dedican a nuestra rama) que el resto de ventajas que ofrece la preservación de la diversidad.

Es cierto, en ocasiones hay que ver con ojos de economista, de fabricante o incluso de político para justificar la preservación. Sin embargo, es también nuestro deber extender el criterio de la población y hacerle saber el valor total de una especie es más que los pesos que te puede meter en la bolsa.